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martes, 31 de marzo de 2020
viernes, 27 de marzo de 2020
¿ADIÓS A LA UNIADES DIDACTICAS?
¿Adiós a las unidades didácticas? UNA REFLEXIÓN SOBRE
LAS EXPERIENCIAS DE APRENDIZAJE
Actualizado: hace
4 horas
A poco tiempo de haber iniciado su implementación, el Currículo Nacional de
la Educación Básica (CNEB), sigue generando dudas y confusiones, no tanto por
lo que el documento dice, sino por los mensajes que, en torno a él, circulan
por diferentes medios, incorporando terminologías que, aparentemente, son
novedosas, pero que, en el fondo, apuntan a lo que ya se plantea desde el CNEB.
Es lo que está ocurriendo con las experiencias de aprendizaje, que han
ocasionado mucha confusión entre los maestros, a tal punto que se las está
utilizando en reemplazo de las unidades didácticas. Al respecto, me permito
hacer las siguientes reflexiones:
No con las mismas palabras, pero sí en el mismo sentido, en el CNEB se
expresa que para desarrollar competencias se debe partir de situaciones
significativas que planteen retos que los estudiantes deben afrontar
movilizando un conjunto de recursos personales y del entorno. La solución a los
problemas planteados se evidencia mediante las producciones o actuaciones de
los estudiantes y para que estas sean alcanzadas se debe realizar un conjunto
de actividades complejas, secuenciadas y articuladas entre sí.
Por otro lado, en los programas curriculares de los niveles educativos,
aprobados mediante RM Nro. 649-2016-Minedu, se presenta como tipos de
planificación (considero que más que tipos son niveles) a la planificación
anual y a las unidades didácticas. De estas últimas se dice que consisten en
“organizar y secuenciar cronológicamente las actividades de aprendizaje
que permitirán el desarrollo de las competencias y capacidades previstas en la
planificación anual”.
Hasta allí todo bien. Los maestros habían entendido que, al elaborar las
unidades didácticas, deberían incluir un conjunto de actividades complejas que,
unas tras otras, en forma secuencial y articulada, permitieran alcanzar las
evidencias que den cuenta del desarrollo de las competencias. Sin embargo, de
un momento a otro, sin haber entendido a cabalidad lo primero, se les cambia el
discurso y ya no se habla de actividades, sino de experiencias de aprendizaje.
Dicho sea de paso, ni en el CNEB ni en los programas curriculares de los
niveles educativos se insinúa algo al respecto.
El asunto no queda allí, los maestros ahora están confundidos porque les
han dicho que "las experiencias de aprendizaje van a reemplazar a las
unidades didácticas". Y, en efecto, he encontrado ejemplos de experiencias
de aprendizaje que tienen todas las características y elementos de una unidad
didáctica (situación significativa, propósitos, evidencias, actividades,
materiales, instrumentos de evaluación, etc.). Entonces, si no hay mayores
diferencias entre unas y otras, no se entiende por qué la necesidad de cambiar
las unidades didácticas por las experiencias de aprendizaje. Esta confusión, al
parecer, tiene su origen en las propias Dre y Ugel, pues, en sus capacitaciones
están presentando ejemplos de unidades didácticas que incluyen a las
experiencias de aprendizaje y, en otros casos, ejemplos de experiencias de
aprendizaje como reemplazo de las primeras.
Pero, las experiencias de aprendizaje no son una novedad. Su uso se remonta
a la segunda mitad del siglo pasado. Good (1973), en su Dictionary of education, definía a la experiencia de
aprendizaje como “toda actividad intencional diseñada para provocar aprendizaje
significativo y demostrable en el alumno”. Y con este mismo sentido es
utilizada por Bertha Garibay (s.f.e), quien agrega que “acontece en ámbitos
diversos, dentro y fuera de la escuela: en el aula, el laboratorio, el taller,
centro universitario, la biblioteca, en la empresa, o en la casa. Debe estar
organizada de tal forma que el alumno desarrolle a través de ella
conocimientos, habilidades, actitudes y relaciones que le servirán en sus
estudios posteriores, en su trabajo, o para la vida”.
El Ministerio de Educación de Chile (2017) también se refiere a las
experiencias de
aprendizaje entendiéndolas como “un repertorio de conocimientos,
habilidades y actitudes, con un sentido y significado de lo aprendido como una
experiencia que es parte del cotidiano de la y el estudiante”. En función de
esta definición ha elaborado una especie de guías para cada asignatura, denominadas
precisamente Experiencias de aprendizaje, pero en ese mismo material
mantiene a la unidad didáctica, como nivel o tipo de planificación. Al revisar
esas guías se observa que en cada unidad didáctica se propone una experiencia
de aprendizaje y esta, a su vez, comprende un conjunto de actividades. O sea,
no se les ha ocurrido reemplazar a las unidades didácticas por las experiencias
de aprendizaje.
En otros países no se habla de experiencias de aprendizaje, sino de
situaciones significativas, como en Colombia. El Ministerio de Educación
Nacional (2010), en sus Orientaciones para autores de
experiencias significativas y establecimientos educativos, a
diferencia del Perú, define a la situación significativa como “una práctica
concreta (programa, proyecto, actividad) que nace en un ámbito educativo con el
fin de desarrollar un aprendizaje significativo a través del fomento de las
competencias”. Además, se la caracteriza como concreta, sistemática,
evidenciable, autorregulada y contextualizada. Y, como es de esperarse, los
maestros de ese país siguen manteniendo a las unidades didácticas como su forma
de planificación y dentro de ellas incorporan a las situaciones significativas.
En Uruguay se incorporó la noción de aprendizaje profundo, como parte de las
nuevas pedagogías para el cambio educativo, enfatizando en que las tareas del aprendizaje en profundidad “cuestionan los
formatos tradicionales y se aproximan a los contenidos curriculares de formas
más desafiantes y atractivas y, además, permiten desarrollar seis competencias
clave” (Pereyras, 2015). En este caso, tampoco han dejado de lado a las
unidades didácticas, lo que han hecho es considerar en ellas tareas de
aprendizaje en profundidad. Y algo similar ocurre en Argentina, cuyo currículo
también apunta al desarrollo de competencias.
No se entiende, entonces, por qué en el Perú se habría llegado a la
conclusión de que para desarrollar competencias se tiene que reemplazar a las
unidades didácticas por las experiencias de aprendizaje. ¿No se estará
confundiendo el continente con el contenido? El continente es la unidad
didáctica y su contenido son las actividades, estrategias, experiencias,
procedimientos, etc. para alcanzar un propósito determinado. Es lo mismo que
ocurre con el currículo. El currículo es el continente, cuyo contenido son los
propósitos de aprendizaje. Estos pueden cambiar de un tiempo a otro o de un
lugar a otro, pudiéndose expresar como objetivos, capacidades, competencias,
etc. Pero, el currículo sigue siendo el currículo.
En todo caso, lo que se debe garantizar es que en las unidades didácticas
se incluya un conjunto de actividades complejas (o "potentes") que,
en forma secuencial y articulada, permitan alcanzar las evidencias que den
cuenta del desarrollo de las competencias al afrontar los retos de una
situación significativa. Y si a ese conjunto de actividades secuenciales,
articuladas y complejas se le desea denominar experiencias de aprendizaje, pues
llámeselas de ese modo, pero considero que eso no justifica que reemplacen a
las unidades didácticas. Las unidades didácticas son un nivel de planificación
y en ellas, creo yo, hay que incorporar las experiencias de aprendizaje.
Lo que sucede es que no hay un documento oficial que aclare el asunto .
Recién en el glosario de la RVM 033-2020-Minedu sometida a consulta (aún no
aprobada) se define a la experiencia de aprendizaje significativa como un “conjunto de actividades que conducen a los estudiantes
a enfrentar una situación, un desafío o un problema complejos. Se desarrolla en etapas sucesivas y, por lo tanto, se
extiende a varias sesiones de clase”. Esto es lo que precisamente se ha
explicado en el párrafo anterior y que ya el CNEB lo plantea sin referirse a
experiencias de aprendizaje. Se trata entonces de que la unidad didáctica
comprenda actividades de este tipo. Además, en esa definición no se explicita
ni sugiere que reemplacen a las unidades didácticas. En todo caso, ¿qué es lo
que prevalece? toda una propuesta fundamentada en el CNEB y sus programas
curriculares o una terminología que recién aparece en el glosario de una norma
en consulta.
Finalmente, habría
que añadir que aún cuando se pretenda reemplazar las unidades didácticas por
las experiencias de aprendizaje, lo más importante es que se desarrollen las
competencias de los estudiantes, y eso se puede hacer de uno u otro modo. Y si
se desea optar por una de esas formas, se debe tener en cuenta que lo oficial y
legalmente reconocido por el CNEB son las unidades didácticas. Las experiencias
de aprendizaje, las tareas auténticas, la enseñanza situada, las situaciones
significativas, etc. ayudan a que los maestros orienten sus unidades didácticas
realmente al desarrollo de competencias. En este sentido, lo que se debe dar al
maestro son formas de cómo incorporar en sus unidades didácticas, un conjunto
de experiencias, actividades, estrategias, procedimientos, etc. que permitan a
los estudiantes movilizar sus competencias para solucionar problemas o lograr
propósitos determinados.
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