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domingo, 4 de agosto de 2019

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 LOS PANTALONES DE SAN MARTÍN
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Era la mañana del 28 de Julio de 1821, Don José de San Martín se había acostado muy tarde la noche anterior preparando y discutiendo con sus Generales los términos adecuados para la proclamación de la Independencia, por eso, cuando despertó ya eran casi las nueve de la mañana, entonces muy apurado llamó a su empleado y le dijo:
- Mestizo, mientras yo tomo un baño, prepare mi uniforme de gala.
El empleado presuroso corrió a descolgar el uniforme, pero encontró todo menos los pantalones.
- ¿Pero en dónde habrán puesto los pantalones?- se preguntaba al tiempo que salía del cuarto y llamaba a la planchadora:
- ¡Doña Juana, Doña Juana! ¿En dónde colgó usted los pantalones del Generalísimo?
- ¿Los pantalones? ¿Cuáles, pues? -preguntaba doña Juana con una cara de extrañeza como si ella jamás hubiera visto un par de pantalones.
- ¡Los pantalones, de gala de mi General! -casi gritaba de impaciencia el Mestizo.
- ¿Los pantalones, de qué color pues? - insistía  Juanita con su cara de yo no sé.
- ¡Blancos, pantalones blancos! -repetía el Mestizo cada vez más desesperado.
- Mejor vamos a preguntar a Panchita -dijo Juanita con la mayor indiferencia.
- ¡Panchita, Panchitaaaaa! -comenzaron a llamarla.
Y apareció Panchita, una negra muy grande y robusta quien era la lavandera.
- ¿Qué pasa con tanto grito, señor? -preguntó con sus ojos grandes muy abiertos.
- ¿Tú has lavado los pantalones de gala de mi Generalísimo? -preguntó nuevamente el Mestizo.
- Por supuesto que sí -contestó Panchita al tiempo que miraba a Juanita.
- Segurito tú los quemaste a la hora de planchar -acusó a la planchadora.
- No, segurito tú los rompiste a la hora de lavar se defendió Juanita.
Y con esta discusión el tiempo pasaba y los pantalones no aparecían, el Mestizo se sentía muy angustiado porque sabía que en cualquier momento lo llamaría el General pidiendo su uniforme.
- Bueno, bueno, si yo no he sido ni tú tampoco -decía Panchita -segurito los españoles los han robado para que no proclame la independencia.
- Sí, segurito es un complot, tenemos que hacer algo -dijo el Mestizo.
- Mi comadre es costurera y en una hora puede hacer unos pantalones nuevos -dijo Juanita.
Y así corrieron los tres a la casa de la costurera para suplicarle que de inmediato cosiera unos pantalones de gala para Don José de San Martín. En el camino Panchita se encontró con Ruperta la lavandera de otro General y le contó:
- Hay un complot de los españoles para que no se proclame la independencia, le han robado los pantalones al gran general-
Juanita y el Mestizo hacían lo mismo con cuanta persona se cruzaban y así en unos pocos minutos todos comentaban lo que estaba ocurriendo.
Cuando los tres amigos de esta historia regresaron a la casa contentos con la promesa de la costurera de tener los pantalones listos en una hora, la puerta comenzó a sonar:
- Soy la lavandera del Coronel Ochoa, aquí le traigo estos pantalones de mi Coronel ojalá le queden a su General.
A los pocos minutos nuevamente tocaron la puerta, y otra vez, de manera que en veinte minutos, el Mestizo, doña Panchita y la planchadora contaban más de quince pantalones de gala enviados por todos los Generales y Coroneles enterados del problema.
En ese momento entró en el salón Don José de San Martín muy bien uniformado y con los pantalones puestos diciendo:
- ¿Quiénes tocaban tanto la puerta, algún mensaje para mi?
Los tres empleados quedaron boquiabiertos y se miraban unos a otros al comprobar que los pantalones no se habían perdido en ningún momento, sino que don José los había llevado al baño con él.
Don José proclamó la Independencia y nunca supo por qué esa mañana todos sus Generales y Coroneles le dijeron sigilosamente:
- ¡Qué bueno que le quedaron bien mis pantalones!
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