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martes, 10 de diciembre de 2019

EL ASNO DISFRAZADO DE LEÓN

EL ASNO DISFRAZADO DE LEÓN

 Cierta vez, un asno se vistió con una piel de león que encontró en el camino. Los animales se asustaron al verlo y huyeron hacia la espesura de la selva. El miedo se apoderó de toda la región. El asno respetado, ahora muy temido, se paseaba orgulloso y en forma vanidosa por toda la selva. Cuando su amo lo echó de menos, pese al duro día de trabajo, salió a buscarlo por todas partes. Encontró una extraña figura. Sintió terror y huyó. Al poco rato, el amo recordó las grandes orejas que salían de la piel del león y se dio cuenta de la mentira. Regresó donde estaba el animal y le quitó el disfraz, haciéndole pasar mucha vergüenza ante los demás animales de la región. Partió el amo rumbo a su campo y el asno con la cabeza gacha lo siguió.
 Moraleja “No simules lo que no eres, si pasar vergüenza no quieres.”

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domingo, 17 de noviembre de 2019

LECTURA

PLATERO
 Venía, a veces, flaco y enfermo, a la casa del huerto. El pobre andaba siempre huyendo, acostumbrado a los gritos y a las piedras. Los mismos perros le enseñaban los dientes. Y se iba otra vez, con el sol del mediodía, lento y triste, monte abajo. Aquella tarde, llegó detrás de Diana. Cuando yo salía, el guarda, que en un arranque de mal corazón había sacado la escopeta, disparó contra él. No tuve tiempo de evitarlo. El pobre, con el tiro en la barriga, se volvió rápidamente un momento, dio un aullido, y cayó muerto bajo un árbol. Platero miraba el perro fijamente, levantando la cabeza. Diana, temblando, andaba escondiéndose de uno en otro. El guarda, arrepentido quizás, daba largas razones no sabía a quién. Un velo parecía poner de luto el sol; un velo grande, como el velo pequeñito que nubló el ojo sano del perro muerto.
 (Juan Ramón Jiménez)
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sábado, 14 de septiembre de 2019

LA UNIÓN HACE LA FUERZA

LA UNIÓN HACE LA FUERZA
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En tiempos lejanos, la Tortuga, el Gamo, el Ratón y la Corneja vivían juntos, unidos por una buena amistad.
Cada mañana, mientras el Gamo, el Ratón y la Corneja iban en busca de alimentos, la Tortuga se llegaba hasta el cercano estanque, donde pescaba peces que servían de entremés en la comida.
Al atardecer, amigablemente reunidos en su casita de ramas y hojas, comían y charlaban alegremente.
Hasta que un mal día el Gamo, que estaba paseando por el bosque, regresó asustado y dijo a sus compañeros:
- ¡Amigos, un cazador armado de arco y flechas se acerca!
¡Sálvese quien pueda!
Cundió el pánico y el Ratón fue a ocultarse en su madriguera subterránea; el Gamo, entre unas plantas; mientras que la Corneja, con un rápido vuelo, fue a situarse en la copa de un árbol. Sólo la pobre Tortuga, incapacitada para moverse con rapidez, cayó en poder del cazador, que la ató bien con una cuerda y se la echó al hombro.
Cuando el cazador se alejaba con su botín, los tres amigos de la desdichada cautiva salieron de sus escondrijos.
- Tenemos que hacer algo para salvarla - dijo el Gamo.
Acto seguido, se dejó caer como si estuviera muerto, junto a la orilla del estanque, mientras que la Corneja se le ponía encima, como si fuera a comérselo.
El cazador, al ver aquello, cayó en la trampa: dejando a la Tortuga en el suelo, corrió hacia el estanque. Éste fue el momento que aprovechó el Ratón para roer la cuerda que apresaba a la Tortuga.
Por su parte, el Gamo y la Corneja, al ver acercarse al cazador, escaparon raudos, dejándole asombrado y perplejo. Y todavía lo estuvo más cuando, renunciando a apoderarse del Gamo, regresó al lugar donde había dejado a la Tortuga y no encontró más que los restos de la cuerda con que la había atado.
Protestando contra la astucia de los animales, el cazador se quedó sin pieza alguna, mientras el Ratón, la Tortuga, el Gamo y la Corneja celebraban alegremente su salvación.
Porque, por poderoso y fuerte que uno sea, nunca vencerá a los débiles que se agrupan sólidamente. Recordad esto: la unión hace la fuerza.
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martes, 10 de septiembre de 2019


LAS RANITAS EN LA NATA

Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de nata.
Inmediatamente se dieron cuenta de que se hundían: era imposible nadar o
flotar demasiado tiempo en esa masa espesa como arenas movedizas. Al principio,
las dos ranas patalearon en la nata para llegar al borde del recipiente. Pero era inútil;
solo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse.
Sentían que cada vez era más difícil salir a la superficie y respirar.
Una de ellas dijo en voz alta: “No puedo más. Es imposible salir de aquí. En
esta materia no se puede nadar. Ya que voy a morir no veo por qué prolongar este
sufrimiento. No entiendo qué sentido tiene morir agotada por un esfuerzo estéril”.
Dicho esto dejó de patalear y se hundió con rapidez siendo literalmente
tragada por el espeso líquido blanco.
La otra rana, más persistente o quizá más tozuda, se dijo: “¡No hay manera!
Nada se puede hacer por avanzar en esta cosa. Sin embargo, aunque se acerque la
muerte, prefiero luchar hasta mi último aliento. No quiero morir ni un segundo antes
de que llegue mi hora”.
Siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar ni
un centímetro, durante horas y horas.
Y de pronto, de tanto patalear y batir las ancas, agitar y patalear, la nata se
convirtió en mantequilla.
Sorprendida, la rana dio un salto y, patinando, llegó hasta el borde del
recipiente. Desde allí, pudo regresar a casa croando alegremente. 
Jorge Bucay.
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sábado, 7 de septiembre de 2019

PEDAGOGÍA DE LA PREGUNTA

PEDAGOGÍA DE LA PREGUNTA

Por último, Amparo Forero nos propone rescatar y utilizar las seis clases de preguntas socráticas básicas, por su utilidad para fomentar pensamiento profundo en las personas. 1) En primer lugar, preguntas de clarificación, que son las que incitan a la reflexión profunda de lo que se piensa acerca de la pregunta. ¿Por favor puede mencionar un ejemplo? ¿En que se parece con el tema anterior?; 2) En segundo lugar, preguntas que sondean supuestos, es decir, preguntas que confirman hipótesis para llegar a la verdad. ¿Qué pasaría si…? ¿Por qué usted está de acuerdo?; 3) En tercer lugar, preguntas que sondean las razones y la evidencia, es decir, las que exponen argumentos empíricos para defender la respuesta. ¿En qué lugar encontró esta información? ¿Qué origina esto?; 4) En cuarto lugar, preguntas sobre puntos de vista o perspectivas, que son las que deducen ideas propias o apariencias. ¿En qué se diferencia…? ¿Pude usted decir su punto de vista?; 5) En quinto lugar, preguntas que sondean implicaciones y consecuencias, digamos, las que explican las razones y el porqué de las cosas. ¿Cuál es la importancia? ¿Cómo influye en la…?
No perdamos de vista que el diálogo socrático, desencadenado por las preguntas anteriores, pasa por cuatro momentos:
DISCUSIÓN. Busca la participación de los estudiantes en la construcción de conocimiento significativo. La discusión es una técnica comunicativa que permite a los estudiantes presentar argumentos con ideas estructuradas que involucran pensar y saber.
DEBATE. Confrontación activa de opiniones o ideas entre dos o más personas acerca de un tema expuesto para determinar una conclusión. Es la exposición de opiniones e ideas diferentes ante un grupo de personas para llegar a una idea específica.
CUESTIONAMIENTO. El encadenamiento de interrogaciones y respuestas, que permite al docente incorporar el pensamiento del estudiante al proceso de reflexión. Es la indagación constante para obtener respuestas de ideas, conceptos y opiniones de los estudiantes
CONCLUSIÓN. Es la resolución de la problemática. Es el fin del debate o la conversación, muestra los aspectos fundamentales a los que se llegó después de la discusión

domingo, 4 de agosto de 2019

lectura


 LOS PANTALONES DE SAN MARTÍN
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Era la mañana del 28 de Julio de 1821, Don José de San Martín se había acostado muy tarde la noche anterior preparando y discutiendo con sus Generales los términos adecuados para la proclamación de la Independencia, por eso, cuando despertó ya eran casi las nueve de la mañana, entonces muy apurado llamó a su empleado y le dijo:
- Mestizo, mientras yo tomo un baño, prepare mi uniforme de gala.
El empleado presuroso corrió a descolgar el uniforme, pero encontró todo menos los pantalones.
- ¿Pero en dónde habrán puesto los pantalones?- se preguntaba al tiempo que salía del cuarto y llamaba a la planchadora:
- ¡Doña Juana, Doña Juana! ¿En dónde colgó usted los pantalones del Generalísimo?
- ¿Los pantalones? ¿Cuáles, pues? -preguntaba doña Juana con una cara de extrañeza como si ella jamás hubiera visto un par de pantalones.
- ¡Los pantalones, de gala de mi General! -casi gritaba de impaciencia el Mestizo.
- ¿Los pantalones, de qué color pues? - insistía  Juanita con su cara de yo no sé.
- ¡Blancos, pantalones blancos! -repetía el Mestizo cada vez más desesperado.
- Mejor vamos a preguntar a Panchita -dijo Juanita con la mayor indiferencia.
- ¡Panchita, Panchitaaaaa! -comenzaron a llamarla.
Y apareció Panchita, una negra muy grande y robusta quien era la lavandera.
- ¿Qué pasa con tanto grito, señor? -preguntó con sus ojos grandes muy abiertos.
- ¿Tú has lavado los pantalones de gala de mi Generalísimo? -preguntó nuevamente el Mestizo.
- Por supuesto que sí -contestó Panchita al tiempo que miraba a Juanita.
- Segurito tú los quemaste a la hora de planchar -acusó a la planchadora.
- No, segurito tú los rompiste a la hora de lavar se defendió Juanita.
Y con esta discusión el tiempo pasaba y los pantalones no aparecían, el Mestizo se sentía muy angustiado porque sabía que en cualquier momento lo llamaría el General pidiendo su uniforme.
- Bueno, bueno, si yo no he sido ni tú tampoco -decía Panchita -segurito los españoles los han robado para que no proclame la independencia.
- Sí, segurito es un complot, tenemos que hacer algo -dijo el Mestizo.
- Mi comadre es costurera y en una hora puede hacer unos pantalones nuevos -dijo Juanita.
Y así corrieron los tres a la casa de la costurera para suplicarle que de inmediato cosiera unos pantalones de gala para Don José de San Martín. En el camino Panchita se encontró con Ruperta la lavandera de otro General y le contó:
- Hay un complot de los españoles para que no se proclame la independencia, le han robado los pantalones al gran general-
Juanita y el Mestizo hacían lo mismo con cuanta persona se cruzaban y así en unos pocos minutos todos comentaban lo que estaba ocurriendo.
Cuando los tres amigos de esta historia regresaron a la casa contentos con la promesa de la costurera de tener los pantalones listos en una hora, la puerta comenzó a sonar:
- Soy la lavandera del Coronel Ochoa, aquí le traigo estos pantalones de mi Coronel ojalá le queden a su General.
A los pocos minutos nuevamente tocaron la puerta, y otra vez, de manera que en veinte minutos, el Mestizo, doña Panchita y la planchadora contaban más de quince pantalones de gala enviados por todos los Generales y Coroneles enterados del problema.
En ese momento entró en el salón Don José de San Martín muy bien uniformado y con los pantalones puestos diciendo:
- ¿Quiénes tocaban tanto la puerta, algún mensaje para mi?
Los tres empleados quedaron boquiabiertos y se miraban unos a otros al comprobar que los pantalones no se habían perdido en ningún momento, sino que don José los había llevado al baño con él.
Don José proclamó la Independencia y nunca supo por qué esa mañana todos sus Generales y Coroneles le dijeron sigilosamente:
- ¡Qué bueno que le quedaron bien mis pantalones!
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domingo, 19 de mayo de 2019


UN PATRIARCA A PUNTO DE EXTINGUIRSE

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La lucha por la existencia se ha desarrollado en diferentes condiciones en las Islas
Galápagos. En la mayor parte del mundo la naturaleza ha forjado una cadena alimenticia lógica: unos animales comen plantas y otros se los comen a ellos. Pero aquí el equilibrio se transtoró. Los mamíferos (herbívoros o carnívoros) no pudieron sobrevivir al lento y azaroso viaje en balsa desde sudamérica, para ocupar su tradicional nicho de vegetarianos y cazadores. En su ausencia, los reptiles, que si sobrevivieron singulares y desempeñaron funciones únicas.
Galápagos. En la mayor parte del mundo la naturaleza ha forjado una cadena alimenticia lógica: unos animales comen plantas y otros se los comen a ellos. Pero aquí el equilibrio se transtoró. Los mamíferos (herbívoros o carnívoros) no pudieron sobrevivir al lento y azaroso viaje en balsa desde sudamérica, para ocupar su tradicional nicho de vegetarianos y cazadores. En su ausencia, los reptiles, que si sobrevivieron singulares y desempeñaron funciones únicas.
El reptil isleño más notable es la tortuga gigantesca que dio su nombre científico de galápago a las islas.Las tortugas ramonean en manadas, pesan a veces 250 kg y tienen caparazones hasta de dos metros, tan grandes como una bañera. Si no se los inquieta, viven por lo menos un siglo. Pero el hombre las ha molestado desde que descubrió que su carne es deliciosa y el aceite de su grasa valioso. Al cabo de dos siglos de persecución desenfrenada, la tortuga gigante se encuentra al borde de su extinción. Donde antes abundaban las manadas de tortugas, ahora sólo hay unos cuantos lugares donde se las puede hallar. En 1959,sin embargo, la UNESCO fundó una estación de conservación, verdadero santuario destinado a toda la fauna silvestre de las islas, y gracias a esto aún hay esperanzas de que persista el patriarca de las islas.

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LAS MALAS ACCIONES

LAS MALAS ACCIONES
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Un padre había entregado varios clavos y una tablita a su hijo, recomendándole que metiera un clavo en la tabla por cada mala acción que cometiese.
A los pocos días, se le presentó el hijo diciéndole que había empleado ya todos los clavos.
-¡Cómo! - le dijo el padre- ¿En tan poco tiempo has cometido tantas malas acciones?
- ¿Qué quieres, papá? ¡No lo he podido remediar! He llegado varias veces tarde a clase, no realicé mis deberes e hice enojar a mi maestra; desobedecí a mamá, he desarmado todos mis juguetes, al correr por la calle tropecé con una señora haciendo caer sus paquetes, sin querer causé una discusión entre mis compañeros, con mi honda destruí un nido de pajaritos, en fin, son tantas cosas...
- Pues ahora te tomarás el trabajo de arrancar un clavo por cada buena acción que hagas.
 Casi con igual prontitud volvió el muchacho a reunir los clavos y entonces el padre le dijo:

- Hijo mío; has procedido bien, y me complazco muchísimo en ello; pero advierte que aún cuando has reparado las malas acciones con las buenas, nunca podrás quitar las huellas que los clavos dejaron en la madera.
 En la vida pasa lo mismo. Las malas acciones jamás se reparan completamente